Andina

Día del Padre: tiene cinco hijos y lleva a la Policía en su ADN

Sobrevivió al terrorismo, fue seguridad de presidentes y ahora patrulla calles en medio de pandemia

ANDINA

14:47 | Lima, jun. 20.

Por José Vadillo

El suboficial Nelson Pineda sobrevivió a varios enfrentamientos con el terrorismo en el Alto Huallaga. Fue seguridad presidencial de cuatro presidentes, policía de salvataje, y es un reconocido instructor en operaciones especiales. Es padre de cinco hijos.

Hay días que recordamos más que otros en ese vacío entre dos eternidades que llamamos vida. Una bala alojada en su espalda le trae de regreso al superior PNP Nelson Pineda Astopilco un día específico de 1991. La parca también lo coqueteó otro día, en 1989. 

El 16 de mayo de 1989, Pineda formaba parte de una patrulla de combate de 12 hombres de la Dirección de Operaciones Especiales, DOES Halcón. Al mando iba el mayor Hurtado Gonzales. Los cinco vehículos del convoy se desplazaban en dirección a Tingo María. Aproximadamente, a las 13:00 horas de ese día, cuando avanzaban por el kilómetro 16 de la Marginal de la Selva, fueron emboscados. 

“Eran 400 delincuentes terroristas y nosotros, cinco vehículos de puros DOES”, recuerda. El ataque se inició con la detonación de una inmensa carga explosiva en la pista, que se llevó por los aires al primer vehículo, donde iba el mayor Hurtado, quien falleció instantáneamente, junto a otros dos efectivos policiales. 

El resto del personal, se encargó de repeler el ataque por cerca de novena minutos. Hubo bajas en el enemigo y más de una decena de efectivos policiales heridos y tres compañeros muertos. Posteriormente, la PNP los reconoció por acciones distinguidas en armas. Un incentivo. 


Sobreviviente


La siguiente ocasión que la muerte quiso transferirlo al más allá, fue el 12 de noviembre de 1991. La policía había adquirido para la “zona de emergencia” unos carros sudafricanos antiminas. Eran muy pesados y Pineda comprobaría que las balas, realmente, no pasaban.  

Aquel día, a las 8:40 de la mañana, un mayor y 16 hombres a su cargo, entre ellos Pineda, se dirigían a la localidad de Pendencia, en la provincia de Leoncio Prado, en Huánuco



“Los subversivos buscaban hacer el mayor daño posible y utilizaron el mismo método: habían sembrado de explosivos la carretera”. ¡Bum!, el vehículo, dio un vuelco total y quedó de cabeza, pero resistió a la explosión. Todos los efectivos policiales, sobrevivieron. 

Venía el segundo reto: resistir el ataque. Los terroristas empezaron a bombardearlos con lanzacohetes Instalaza y granadas, que iban minando las lunas blindadas. 

Se tenía que salir del estropeado camión blindado y Nelson Pineda, el más veterano suboficial de la patrulla y uno de los más hombres más experimentados del equipo, fue el primero en lanzarse y ubicarse a buen recaudo para empezar a repeler el ataque. Cubría mientras sus compañeros salían y se sumaron a la contraofensiva. Hubo tres bajas entre los policías, pero pudieron ganar a los atacantes. 


Trabajo antisubversivo


Aunque escucha a la Sonora Matancera donde cantaba su tocayo barranquillero, Nelson Pinedo, el Nelson de la Dinoes, no canta. Es de Chepén, región La Libertad, “donde se come el mejor arroz con pato”.

Pertenece a la promoción 1985 de la policía. Se preparó para el trabajo antisubversivo y a los dos años lo llamaron para que integre ese cuerpo elite de 60 hombres de las tres instituciones policiales (Guardia Civil, Policía de Investigaciones y Guardia Republicana), que formaron los boinas verdes de Estados Unidos. Eran lo mejor de lo mejor y dieron vida a la Dirección de Operaciones Especiales de las Fuerzas Policías, la Does, luego Dinoes, como parte de la unificación de los cuerpos policiales.  

La Dinoes se dedicó, primero, a la lucha contrasubversiva. “Nos dedicábamos a prepararnos para combatir el terrorismo en el Alto Huallaga, desde 1989 hasta 1994”. Su vocabulario de esos años se lleno de citas a enfrentamientos armados, a emboscadas. 


Sacrificio


“Nuestra mística se basa en el sacrificio. La sangre derramada, nos hizo fuertes”, rememora el superior que vio “muy de cerca” a la muerte 

De ese enfrentamiento de 1991, lo acompaña una bala alojada en su espalda, cerca al pulmón. Se ha acostumbrado a convivir con el proyectil que los médicos no pueden retirar porque afectaría mortalmente a una arteria. Pineda siempre agradecerá a ese blindado sudafricano que salvó su vida y la de la mayoría de sus compañeros. 

¿Luego de ese momento, pensó en dejar la policía? La pregunta del periodista lo ofende. “Al contrario, acá, al personal Dinoes nos hacía más fuertes; nos preparábamos mejor para ir y luchar contra la subversión. Teníamos en la mente la muerte de nuestros compañeros”.

Su identificación a su unidad es algo visceral. Tanto así que es autor del “Credo Dinoes”, que se canta en las formaciones. En el cuartel “Crnel. PNP Marco Puente Llanos”, en el distrito de Ate, hay un cenotafio con el nombre de todos los efectivos fallecidos en acción de servicio. Leer sus nombres, activa la pólvora del compromiso con la patria. 

Ahora, con toda su experiencia, Pineda se desempeña como instructor de la Escuela de las Fuerzas Especiales de la Policía. Tiene a su mando a una cuarentena de instructores con quienes entrenan a todo el personal a nivel nacional. “Esa experiencia que nos ha dado la vida policial, la hemos aprovechado para pensar en el respeto y se la hacemos llegar a los más jóvenes”.


Los glóbulos de Pineda llevan el ADN de la Dinoes. Es su alma máter y cada vez que salía de la unidad, era porque le recomendaban. Y siempre retornaba. 

“A través del tiempo, como suboficial, me preocupé siempre en prepararme”, cuenta. Llevó cursos de paracaidas, de seguridad de dignatarios y otros. Así, fue parte del cuerpo de seguridad de cuatro inquilinos de la casa de Pizarro: Alberto Fujimori, Valentín Paniagua, Alan García y Ollanta Humala. Volvía a la Dinoes y lo llamaban otra vez a palacio. 

De Fujimori recuerda que viajaba mucho. “Decía ‘salimos’ y si eras ‘saliente’, igual tenías que salir de viaje”. De Paniagua, que era “una excelente persona, muy práctico y transparente”. De García, que era campechano y le gustaba hacer chanzas a su seguridad. Otras veces, Pineda hizo el trabajo de “avanzada”, coordinando con autoridades locales y reconociendo los espacios, días antes que llegue un mandatario a una zona.


Salvavidas


Y cada verano, Nelson Pineda, deportista y pichanguero a morir, salía braceando hacia la Sétima Región de Salvataje. Ya perdió la cuenta de la cantidad de vidas que rescató del trinche de Poseidón en las “intervenciones”, desde que en 1994 se inició como salvavidas y se dedicaba a esta labor sobre todo en las playas del sur, donde enviaban a los más recios. Pero hace dos años que no lo llaman. A sus 57 años, cree que se debe a su edad. 

“Uno tiene que prepararse porque tendrá que enfrentarse al mar: viene el helicóptero y se lleva solo a la persona que se rescata; tú debes de estar a la altura de las circunstancias y volver hasta la orilla por tus propios medios”, cuenta. Terminaba la temporada, y volvía a vestir el uniforme de su querida unidad. 

“El policía de la Dinoes respira disciplina. Es la gran diferencia con otras unidades. Por eso solo me acostumbré acá”, dice el combatiente. 

Los días de franco, como muchos efectivos los dedicaba a trabajar. Fue seguridad personal de los futbolistas Claudio Pizarro, por más de 12 años y de Juan “Loco” Vargas, por 8 años, también del empresario Mauricio Diez Canseco, entre otros. Sabe sus secretos, pero es una tumba.

El superior Pineda se considera “gente de barrio”. Con su esfuerzo, el chepenano construyó su primera casa “de madera y esteras”, en San Juan de Lurigancho. Ahora vive en Surco.

Tiene cinco hijos, los cuatro mayores son profesionales: una profesora, una contadora, un profesional de Negocios Internacionales. Solo uno de ellos le sigue los pasos: es teniente y trabaja ahora en Palacio de Gobierno. Y el que va a ser su “bastón” es un niño de 1 año y 4 meses, su “calichín”, fruto de su último compromiso. “Con él estoy viviendo la vida, lo que no pude dar a mis hijos mayores, por la subversión. Es lo que trato de darle a mi chico”. 


Nuevos retos


La pandemia del coronavirus ha implicado nuevos retos para el instructor de la Escuela de las Fuerzas Especiales. Sus labores de enseñanza se han suspendido, pero cumpliendo con la dispuesto por el Gobierno, Pineda también se dedica, desde el inicio de la cuarentena, a la protección de los ciudadanos, sale de patrullar. 

“Me hice mi prueba rápida y también hisopado, y todo negativo. Mis compañeros se sorprenden, me dicen, ‘oe, viejo, no caes’ y yo les digo, ‘es que de chiquito he tomado leche de vaca’”, sonríe. 

Parte de su secreto es mantenerse haciendo ejercicios siempre, en casa. “Ser policía es la carrera que escogí y si volviera a nacer, la escogería nuevamente”. Y enciende el equipo del auto, para escuchar a Nelson Pinedo, lo deja cantando el “Muñeco de la ciudad”.

Más en Andina



(FIN) DOP/JAM

Published: 6/20/2020