La cancelación de citas para solicitudes de asilo ha dejado este lunes a cientos de familias en la frontera de México con Estados Unidos en una situación desesperada, ya que enfrentan la posibilidad de regresar a sus países de origen, donde muchos aseguran que su vida corre peligro.
Con la toma de posesión del nuevo presidente, Donald Trump, Estados Unidos canceló el programa CBP-One, que permitía a migrantes solicitar citas para pedir asilo en EE. UU. a través de los puertos de entrada en la frontera con México.
Margely Tinoco, una colombiana de 48 años, recibió la noticia mientras buscaba refugio con su familia en México devastada en la entrada del puente internacional Paso del Norte, entre Ciudad Juárez (Chihuahua) y El Paso (Texas) y quien cuestionó lo que le deparará el futuro tras años de huir de la violencia en su país natal.
"¿Qué voy a regresar yo a Colombia? Dígame, ¿qué regreso yo a Colombia?", preguntó con la voz entrecortada.
Tinoco relató cómo perdió a su hijo en el conflicto colombiano y cómo ahora, al intentar proteger a su familia, se encuentra atrapada en un limbo migratorio.
"A mí me mataron un hijo en Colombia y vengo huyendo. Y cómo me dicen que si yo puedo regresar a Colombia... ¿A que me maten? No", aseguró, al mostrar su solicitud de asilo que aparece como eliminada en la aplicación del celular.
Cancelación
Por su parte, Luis Fernando Parra, un migrante venezolano, expresó su frustración tras enterarse de que su cita fue cancelada de forma inesperada, ya que desde hace nueve meses, ha estado esperando con sus hijos en Ciudad Juárez, intentando cumplir con los procedimientos legales para ingresar a Estados Unidos.
"Siento tristeza, desilusión porque tengo nueve meses aquí, esperando cita, haciendo las cosas bien. ¿Cómo me regreso yo a un país donde no tengo nada? Vendí todo lo que tenía, mi casa, mis cosas. Ahora no sé ni qué hacer", apuntó tras relatar que vendió todas sus pertenencias en Venezuela con la esperanza de empezar una nueva vida en Estados Unidos.
Ante la dureza de las políticas migratorias implementadas, Parra reconoció que comprende la necesidad de controlar ciertos abusos, pero critica la falta de diferenciación entre quienes buscan una vida mejor y aquellos que actúan al margen de la ley.
Ambos testimonios reflejan la incertidumbre y la desesperación de quienes buscan refugio y seguridad en medio de estrictas políticas migratorias anunciadas por Trump, quien ha prometido mando dura contra la inmigración ilegal a Estados Unidos.
Detención a migrantes por delitos menores
Entretanto, una ley que ordena en Estados Unidos a las autoridades migratorias la detención de inmigrantes indocumentados que cometan robos y otros delitos superó este lunes su primer trámite parlamentario con el aval del Senado.
La normativa lleva el nombre de Laken Riley, una estudiante de enfermería asesinada en Georgia en el 2024. José Ibarra, un migrante venezolano, fue declarado culpable por este crimen.
La Cámara Alta, de mayoría republicana, le dio su visto bueno por 64 votos a favor y 35 en contra, y la Cámara Baja, también controlada por los conservadores, tiene pendiente ahora su voto al respecto.
Hurtos menores
Los arrestos contemplados en esa ley incluyen hurtos menores en supermercados o tiendas.
El texto también autorizará a los fiscales generales de los estados del país intervenir en las decisiones de política migratoria del Gobierno federal. Entre las nuevas potestades, se les permitirá forzar al Departamento de Estado a no conceder más visas a los ciudadanos de países que no acepten deportaciones de Estados Unidos.
La propuesta ha sido criticada por expertos en ley migratoria y activistas, quienes señalan que atenta contra el debido proceso y allana el camino para los planes de deportaciones masivas de migrantes que ha prometido el nuevo presidente, Donald Trump.
Según los cálculos de medios estadounidenses, el Gobierno necesitaría gastar más de 3,000 millones de dólares adicionales en presupuesto y aumentar la capacidad de detención de migrantes a más de 60,000 camas para poder ejecutar esa ley.
Durante la campaña presidencial, Trump propagó ideas xenófobas que vinculaban a los migrantes con un aumento en el crimen en el país, a pesar de que múltiples estudios han demostrado que entre los extranjeros hay una menor tasa de criminalidad que entre los ciudadanos estadounidenses.