08:47 | Chimbote, abr. 7.
* Andina, información oficial sobre el coronavirusEmpleando palitos de una cajita de fósforo, una de las hijas más pequeñas del denominado “paciente cero” del coronavirus (covid-19) de Áncash, llevaba la cuenta de los días que su padre estaba encerrado en una habitación de su casa, batallando contra la enfermedad que tiene en alerta al mundo entero. Tras 19 días de aislamiento, el encierro terminó para Víctor (nombre ficticio), quien ahora es un paciente recuperado de la enfermedad originaria de China.
De 41 años, residente en el distrito ancashino de Nuevo Chimbote, el último domingo Víctor por fin pudo disfrutar de un día en familia fuera de las cuatro paredes de la habitación en la que eligió aislarse para no infectar a ningún de los otros siete miembros de su familia.
En sus redes, el no ha tenido reparos en revelar que fue el primer ancashino en contraer el
covid-19. Dice que lo hace para que su caso sirva de aliento para las demás personas a las que se les detectó esta enfermedad y para que los peruanos puedan tomar conciencia de que solo acatando las medidas de prevención y practicando buenos hábitos de higiene, se puede sobrellevar el mal.
Aunque él no tiene problemas en que coloquemos sus nombres, hemos decidido en llamarle por un nombre ficticio. Le pondremos “Víctor” y esta es su historia.
“Yo creo que sí lo podemos hacer [vencer la enfermedad], si tomamos las medidas y cumplimos todo lo que nos están diciendo de aislarnos y no salir por las puras, lo vamos a poder hacer. Tener la conciencia de que esta enfermedad no es una enfermedad conocida”, reflexiona en diálogo con la Agencia de Noticias Andina.
El retorno de Italia
Hace seis meses, Víctor, abandonó su querida Áncash con la intención de probar suerte en Europa. Escogió Italia para buscar un trabajo que le permita darle una mejor calidad de vida a los suyos, pero no imaginó que ese viaje le cambiaría la vida por completo.
El 11 de marzo, Víctor volvió a pisar suelo peruano. Para ese entonces, el coronavirus ya estaba estremeciendo Italia. En el aeropuerto, le tomaron la temperatura, pero no tenía fiebre. No tenía tos, pero sí llevaba tapaboca. Sin saberlo ya se había infectado, solo que era asintomático.
“En Italia ya estaba poniéndose dura la situación, por eso es que antes de llegar mi casa, decidí ir, primero, al hospital para que me hagan la prueba, mi objetivo era no contagiar a nadie”, relata a través del hilo telefónico.
Con las medidas de seguridad pertinentes, el hombre se presentó en el hospital La Caleta de Chimbote, para que le tomen las muestras y saber si tenía el coronavirus. En primera instancia, el personal médico se negó a practicarle el examen, ya que era asintomático. Él insistió. “Si estaba contagiado, quería saberlo para ver qué estrategia tomaba con mi familia”, menciona.
Después de varias coordinaciones, el examen médico se lo hicieron en el hospital regional de Nuevo Chimbote. Pero entonces, surgió otro problema: debía esperar hasta cuatro días más por los resultados. Fue entonces que, muy al margen del resultado que arrojaran los estudios, el porteño decidió aislarse en una vivienda de su domicilio.
Una vez en su lugar donde cumpliría cuarentena, luego de un descanso, empezó a sentir escalofríos y presentar sudoración. Al día siguiente, se hicieron presente la fiebre, dolor de garganta y el desgaste físico, uno que nunca en su vida ha experimentado, según dice.
A pesar de evidenciar todos los síntomas, el hombre aguardaba la esperanza de que no se trate del coronavirus, sino de una influenza. No fue así. Luego de tres días de presentar malestar, se enteró que su muestra era positiva para covid-19.
Aislado, pero cerca de su familia
Antes de tener los resultados que confirmaron la enfermedad en su cuerpo, “Víctor” ya había elaborado un plan con toda su familia. Le tocó estar aislado, pero con aliados [su familia] dándole el apoyo moral desde otros cuartos.
Para su comida, su esposa, empleaba platos descartables y los dejaba en la ventana de su cuarto. Él dentro de la habitación, se desinfectaba constantemente con alcohol. La lejía combinada con agua, se convirtieron en los insumos de todos los días para limpiar los ambientes de la casa.
“Tuve miedo, pero tuve que reaccionar, mi familia no podía verme mal o decaerme, cuando me ponía mal o tenía dolencias, trataba de no decir nada. Esta enfermedad más es miedo porque hemos escuchado que no tiene cura, es desconocida, pero cuando uno va a la guerra, no puede tener miedo”, anota.
Lastimosamente el objetivo de “Víctor”, no fue del todo cumplido. Uno de sus hijos de 17 años se contagió, aún no sabe cómo, él cree que puede hacer sido por la manipulación de los residuos.
“Felizmente mi hijo solo pasó la enfermedad como un resfrío y también ya está curado”, subraya.
El último viernes la Diresa Áncash volvió a tomarle muestras a todos los miembros de la familia del hombre y todos dieron negativo para covid-19.
“Agradezco a Dios y a mi familia, ellos me ayudaron a salir de esto. A los peruanos decirle que no hay mejor manera para vencer la enfermedad que tomarlo con responsabilidad y conciencia, sí lo podemos lograr”, dice.
Medidas necesarias
“Víctor” compara la respuesta que tuvo Italia ante los primeros casos de coronavirus, con las medidas tomadas por el gobierno peruano y considera que nuestra patria, hizo lo correcto con las ordenes de cuarentena e inmovilización nocturna.
“Italia tomó las medidas pensando en su economía, más en el dinero que en la vida, aquí [en Perú] se están tomando todas las medidas en salvar la salud y la vida. Qué hacemos salvando la economía si a la larga vamos a estar enfermos”, expresa.
Así como él venció esta enfermedad, desea que pronto este sea un triunfo de todo el país, por ello exhorta a la ciudadanía a tomar con mucha responsabilidad las medidas establecidas.
“Si queremos salir rápido de esto, debemos aplicar todas las medidas. Yo sí lo pude lograr, como país como ciudad, sí podemos hacerlo también”, concluye.
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(FIN) GHD/MAO
Published: 4/7/2020