El Gran Pajatén: ¿Cómo se dieron los nuevos hallazgos en este complejo arqueológico?

Los trabajos de investigación arqueológica en el Gran Pajatén estuvieron a cargo de un equipo que financió el Fondo Mundial de Monumentos (WMF). ANDINA/Difusión

Los trabajos de investigación arqueológica en el Gran Pajatén estuvieron a cargo de un equipo que financió el Fondo Mundial de Monumentos (WMF). ANDINA/Difusión

10:06 | Lima, may. 23.

Por Fidel Gutiérrez Mendoza

El descubrimiento de nuevas estructuras arquitectónicas en El Gran Pajatén, derivó de trabajos previos en los que se buscó garantizar la conservación de este monumento arqueológico y también del uso de tecnología avanzada, que permitió determinar lo que se encuentra debajo del frondoso bosque amazónico existente en la zona.



El miércoles 21 de mayo se dio a conocer dicho hallazgo, que ha permitido determinar que, además de las 26 estructuras conocidas hasta ahora, en el mencionado lugar existen por lo menos 100 de ellas.



Esto da pie para que puedan continuar las investigaciones multidisciplinarias en el Parque Nacional del Río Abiseo, uno de los pocos lugares a los que la Unesco considera Patrimonio Mundial Mixto, por reunir riqueza ambiental y legado cultural.


El Perú y el mundo conocieron de la existencia del complejo arqueológico del Gran Pajatén durante la primera mitad de la década de 1960, cuando llegaron por primera vez hasta él residentes de la provincia de Pataz, del departamento de La Libertad, encabezados por el alcalde de dicha localidad, Carlos Torrealva, tras una travesía difícil dadas las condiciones climatológicas.


La primera expedición oficial de investigación estuvo a cargo del arquitecto Víctor Pimentel en 1965 y en ella se realizaron labores de limpieza, despejando de vegetación el espacio en el que se encuentran las edificaciones. Posteriormente, el arqueólogo Duccio Bonavia realizó las primeras excavaciones.


En la década de 1980 se determinó la existencia de 26 estructuras, correspondientes al siglo XIV, desarrolladas y ocupadas por representantes de la cultura Chachapoya. De igual forma, en un ámbito cercano, las investigaciones del arqueólogo Federico Kauffmann dieron cuenta de la existencia del complejo funerario de Los Pinchudos.

Siglo XXI

El descubrimiento en 2025 de casi 80 estructuras adicionales es fruto de un proceso cuyos orígenes podrían ubicarse en 2016. Entonces, dentro de las acciones destinadas a determinar en qué estado de conservación se encontraba el complejo arqueológico, se utilizó por primera vez la tecnología de detección de luz y rango (Lidar, según sus siglas en inglés).


Dicho sistema se vale de un láser para determinar rangos y distancias a través de escaneos en los lugares que se determine. Su empleo permitió establecer la existencia de espacios arqueológicos ubicados en zonas de difícil acceso físico y visual, por encontrarse cubiertas por árboles y vegetación propias de los bosques amazónicos.


En 2017 se efectuó un diagnóstico del estado en el que se encuentra el complejo arqueológico. En 2024 después, World Monuments Fund (WMF) Peru, organización que opera en el país desde fines de años 90, realizó una expedición al Gran Pajatén empleando la tecnología Lidar, así como otras técnicas de registro topográfico.


Estas permitieron generar modelos tridimensionales de las estructuras arquitectónicas del lugar, registrando de manera detallada el estado en el que estas se encuentran. La precisión derivada del uso de esta tecnología permitió, además, identificar los componentes utilizados para la construcción de los monumentos.


Así, se pudo determinar aspectos de la decoración de la llamada Estructura 1, la más prominente del complejo. Esta presenta relieves antropomorfos, además de una escalera de acceso y un muro perimetral, que debieron ser intervenidos con materiales de la zona para que puedan mantenerse en pie.


Arquitectura y cultura

Los especialistas de la WMF consideran que el conocimiento de la técnica arquitectónica revela aspectos de los conceptos que manejaban los chachapoyas con respecto al territorio que ocupaba, teniendo en cuenta las agrestes condiciones naturales y climáticas que desde siempre ha tenido esta zona.


Se trata de un espacio geográfico en el cual la lluvia es permanente durante todo el año, en mayor o menor proporción según cada temporada y en la cual se convive con la vegetación propia de un bosque amazónico. 


En ese contexto, la elección de materiales y de formas para las edificaciones revelan un nexo con el entorno que, al ser mejor comprendido, permitirá establecer acciones de conservación más efectivas respecto a este importante complejo arqueológico.


Preservar de la mejor forma las muestras de una cultura que se inició en el siglo VII y cuya vigencia se prolongó hasta el siglo XIV, ya con la hegemonía inca manifestándose, puede contribuir a reforzar la identidad regional y cultural de quienes habitan esta parte del país.

(FIN) FGM/MAO

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Published: 5/23/2025