Andina

Mujeres que fueron explotadas son ahora nexo para captar menores con fines de trata sexual

Policía Nacional aumentó rescate de víctimas, pero en albergues no las atienden bien

ANDINA

ANDINA

12:49 | Lima, jul. 16.

Las mujeres han sido en el último año las principales captadoras de féminas jóvenes y menores de edad para el negocio ilegal de trata en la modalidad sexual, advirtieron voceros de la Dirección de Trata de Personas del Ministerio del Interior al señalar que los hombres fueron desplazados de este rol.

El titular de dicha dirección, coronel PNP Freddy Castillo Luque, manifestó que en el último año el número de tratantes femeninas se incrementó. La mayoría tiene entre 25 y 40 años de edad y fue víctima de trata sexual en algún momento de su vida.

“Estas mujeres fueron explotadas y se cansaron, fueron víctimas y ahora son victimarias. Conocen el negocio y prefieren quedarse pues tienen una fuente segura de ingreso. Ellas tienen más habilidad para engañar a las chicas”, comentó a la Agencia Andina.

 

Los puntos de captación son las escuelas, como ocurrió en un colegio nacional de Iquitos (Loreto), incluso con la complicidad de un profesor. Por esa razón, señaló Castillo Luque, se incrementaron los esfuerzos por aumentar los operativos. 

En lo que va del año la Dirección de Trata de Personas realizó siete megaoperativos a nivel nacional, mientras que en el 2016 efectuaron 12 durante todo el año.

Asimismo, de enero a la fecha, realizaron 373 operativos, y el año pasado llegaron a 178. Lima, Iquitos, Ucayali, Arequipa y Tacna fueron las regiones en donde el Ministerio Público y la Policía Nacional realizaron las intervenciones coordinadamente.

Confianza y protección

Sin embargo, para la psicóloga de CHS Alternativa, Anita Ladera, no solo hay que dar prioridad a los operativos. La especialista sostiene que la medida tiene que ir acompañada de una política de protección articulada y sostenida para las víctimas.

Para Ladera, las intervenciones no deben generar temor en las victimas, como ocurre muchas veces, porque en vez de sentirse protegidas y esperar que culmine la acción, huyen, lloran y actúan a la defensiva.


“Actualmente el Ministerio Público ha solicitado al Ministerio de la Mujer que participe en los operativos para dar contención emocional, tranquilidad y generar empatía para disminuir el estrés”, explicó.

La decisión ha servido para generar confianza y reducir las resistencias al momento de rescate, pues muchas de ellas no se sienten explotadas y aceptan esas condiciones de trabajo como normales, comentó la representante de CHS Alternativa.

Es necesario tomar en cuenta esta situación, pues al momento de sacar a la víctima del lugar, necesita de un espacio y atención especial. Esto no ocurre pues al finalizar el operativo, si bien les dan acogida en albergues que son parte de la red Kawsay, los centros residenciales del Estado y privados no les ofrecen una buena opción de rehabilitación.

“La red Kawsay es un grupo de hogares que pertenecen a organizaciones religiosas comprometidas en luchar contra la trata de personas. Tienen espacios seguros, cómodos, pero la acogida que brindan es temporal. Las mujeres rescatadas viven allí hasta que culmine el proceso, en un plazo máximo de 10 días. Después, aparecen otras dificultades”, señala.


Calidad pendiente

En su libro "Protegidas o Revictimizadas", Carmen Barrantes afirma que el modelo de atención y el enfoque de los cuatro centros de atención especializados del Estado, no reivindica a las mujeres, sino que las revictimiza.

“El enfoque educativo establece reglas a base de castigos y miedos, pues la aspiración del personal a cargo es que la joven sea obediente y no el devolverle sus derechos. Les reducen la ración de sus comidas o les cortan la comunicación con las familias, por ejemplo”, señala.

A ello se suma que los centros de atención residencial, dos en Lima y uno en Madre de Dios, Loreto, y otro en Cusco a cargo de la Beneficencia de Cusco, no están dotados de instalaciones sanitarias necesarias y muchas veces no cuentan con personal de mantenimiento.

“Inclusive la convivencia al interior de ellos se desarrolla en un clima de sospecha y miedo, por eso se establece relaciones controladoras, y al primer comportamiento considerado malo, se responsabiliza a todas. En el último año ocurrieron unas 10 fugas."

Las principales regiones de donde provienen las víctimas son de Loreto, Cusco, Puno y Madre de Dios.

(FIN) SMS/RRC





Published: 7/16/2017