Andina

Participar en una maratón es más que correr

Anécdotas de una de las carreras más concurridas que se organiza en el Perú

Imagen de la maratón Lima 42 K.

Imagen de la maratón Lima 42 K.

03:30 | Lima, may. 29.

Miles de atletas participaron en nueva edición de una de las competiciones más esperadas: Lima 42 K.
Por Ernesto Carlín

El escritor y maratonista japonés Haruki Murakami, en su libro De qué hablo cuando hablo de correr, hace un símil sobre participar en una carrera –maratón, media maratón o los kilómetros que sea– y escribir una novela. 

Para él, el rival a vencer en ambos casos es uno mismo. 


Pensamientos similares habrán experimentado los miles de atletas profesionales y amateurs que se dieron cita en las calles de Lima en la reciente Lima 42 K. 

Y aunque el mayor logro material que consiguió –conseguimos– un buen número de participantes fue una medalla por llegar a la meta sin importar la tabla de posiciones, alcanzar el objetivo es el auténtico trofeo.

Previos
Calzarse las zapatillas y ponerse a correr. Parece sencillo. Pero detrás de cada deportista que un domingo se anima a participar en un torneo hay un sacrificio previo y silencioso. 

La búsqueda de tiempo y lugar para entrenar es una traba habitual para sortear. Luego, está la preparación en sí misma. Las vueltas a parques o malecones acumulando kilometraje y experiencia. 

Es frecuente hallar quien se ofrezca a dar consejos sobre cómo hacer los estiramientos o que solitarios velocistas se saluden con calidez en las madrugadas sin saber más del otro que coinciden en su rutina de ejercicios.

La fiesta llega el día de la competencia, momentos antes que salga el sol. Haciendo calentamiento o estiramientos, o simplemente chismeando, los deportistas esperan.

Las banderas de los extranjeros que han venido a probar las pistas –y humedad– limeñas se ven por todas partes. Incluso aprovechan para poner en sus camisetas algún mensaje político o religioso. 

Las fotos grupales son el preludio antes de partir. Al momento de la largada vuelve la soledad. Un objetivo –5 km, 10 km, los que fueran– está en la mente. 


Leer el nombre de los equipos de runners, cada cual más ingenioso, es una forma de concentrarse. “¿Un Chanchito Running me acaba de pasar?”. 

O cruzarse con publicistas de una marca deportiva ajena a la organización de la carrera aprovechando la libertad de la calle.

También llama la atención ver cómo algunos competidores hacen “paradas técnicas” en algún puesto de comida.

Miles de anécdotas por contar, pero nada comparable con pisar la línea de meta, así sea en el primer puesto o en el 4011.

Dato
18  mil deportistas participaron en Lima 42 k del 19 de mayo.
(FIN) ECG

Publicado: 30/5/2019