Cuando llegó al Hospital Emergencia Ate Vitarte, el 28 de abril, parecía tener todo en contra: 71 años, insuficiencia respiratoria, fiebre, fatiga y un cuadro indubitable de coronavirus. Dieciocho días después, sin embargo, Juana ha superado una enfermedad que está causando estragos en todo el mundo.
Madre de cinco hijos ya adultos, Juana vive en el en el distrito de Ate, en el barrio de Santa Clara. El día en que llegó al hospital, pasó por el triaje de emergencia y recibió oxígeno por medio de una máscara de reservorio.
“No quisiera que nadie pase por esto”, dice Juana, al recordar los días que vivió internada en Ate Vitarte, entre el ajetreo del personal de salud y la incertidumbre de sus parientes. Pero allí, contra todo pronóstico, su estado fue mejorando día a día, hasta que el 15 de mayo recibió el alta. Había ganado la batalla contra el covid-19.
“Me siento feliz de poder salir y volver a ver a mis hijos, estoy muy agradecida con todos los médicos y enfermeras, han sido muy buenos porque me cuidaron cuando más lo necesitaba”, confiesa.
Optimismo y fe
A decir verdad, Juana no tiene una receta que compartir con los demás pacientes de coronavirus, pero aconseja con humildad: “Sean fuertes, tengan mucha voluntad, optimismo y fe en Dios, porque mi fe me ayudó a salir adelante”.
La médica Camile Rodríguez, especialista en emergencias y desastres, está contenta con los progresos de Juana: “En el área de hospitalización, luchamos desde el primer minuto por la recuperación de todos nuestros pacientes, esperando siempre una respuesta correcta al primer intento y sin vacilar en las decisiones tomadas”.
“Padecer esta enfermedad es difícil para ellos –admite Rodríguez–, pero al verlos partir hacia sus hogares, sabemos que valió la pena cada lágrima derramada”.
Más en Andina:
(FIN) NDP/CCH
Publicado: 25/5/2020