Andina

Día Mundial del Folclor: ¿Cuáles son las danzas peruanas Patrimonio de la Humanidad?

Reconocidas por la Unesco

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10:00 | Lima, ago. 22.

Por Luis Zuta Dávila

Hoy se celebra el Día Mundial del Folclor, instituido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La riqueza cultural del Perú se expresa, entre muchas manifestaciones, en su folclor que es la expresión auténtica de los pueblos que comprende su música, danzas, tradiciones, costumbres, mitos, entre otras expresiones que identifican a la población de nuestro país.

La Unesco declaró que declaró que cada 22 de agosto se conmemore el Día Mundial del Folclor en recuerdo de aquel 22 de agosto de 1846 cuando el arqueólogo británico William G. Thorns público una carta en la revista londinense “Atheneum” que por primera vez usó el término Folclore.  

A continuación, repasemos las danzas regionales peruanas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Hatajo de Negritos y Las Pallitas


Estas dos expresiones culturales afroperuanas, que se manifiestan durante la celebración de la Navidad, fueron declaradas por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 12 de diciembre de 2019.  


Ambas danzas tienen como antecedente histórico una larga tradición de danzas y cantos de villancicos frente a los nacimientos, de procedencia española, pero fuertemente asentadas en Perú desde el siglo XVII.

El Hatajo de Negritos es una danza liderada por un “caporal” que dirige al conjunto e inicia con jolgorio la marcha por calles y caseríos. Un personaje se encarga de “bautizar” con agua bendita a los nuevos integrantes. Todos los danzantes vestidos de blanco representan a esclavos y antiguos pobladores afrodescendientes, transitan a ritmo de zapateo, soltando versos y cargando campanillas adornadas con cintas.


Durante los festejos, los varones visten también coloridas bandas y contrabandas, y portan una campana y un vistoso chicotillo con cascabeles.

Por su parte, Las Pallitas, palabra quechua que alude a doncellas o pastoras, lucen bastones llamados “azucenas” y alternan su recorrido también con zapateo y villancicos. Ellas llevan vestidos de color claro y velos de tul, así como bastones multicolores.


Además de la provincia de Chincha, la danza se repite en Huaral y otras localidades costeras con grupos que utilizan vestuario de colores, bandas de seda ornamentadas y con lentejuelas, además de turbantes y gorritos emplumados.

El único instrumento que acompaña la comparsa de las Pallitas es la guitarra, con la finalidad de transmitir alegría y ternura a su paso.


Ambas danzas, declaradas Patrimonio Cultural de la Nación, el 7 de junio de 2012, se ejecutan desde el 24 de diciembre, para celebrar el nacimiento de Jesús, y concluyen el 6 de enero con la Pascua de Reyes.


Danza de tijeras


Inscrita en 2010 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la danza de las tijeras es interpretado tradicionalmente por los habitantes de los pueblos y las comunidades quechuas del sur de cordillera andina central del Perú (Huancavelica, Ayacucho y Apurímac) y, desde hace algún tiempo, por poblaciones de las zonas urbanas del país.


Esta danza ritual, que reviste la forma de una competición, se baila durante la estación seca del año y su ejecución coincide con fases importantes del calendario agrícola. La danza de tijeras debe su nombre a las dos hojas de metal pulimentado, parecidas a las de una tijera, que los bailarines blanden en su diestra.


La danza de tijeras se ejecuta en cuadrillas y cada una de ellas –formada por un bailarín, un arpista y un violinista– representa a una comunidad o un pueblo determinado. Para interpretar la danza se ponen frente a frente dos cuadrillas de bailarines, quienes al ritmo de las melodías interpretadas por los músicos que les acompañan, tienen que entrechocar las hojas de metal y librar un duelo coreográfico de pasos de danza, acrobacias y movimientos cada vez más difíciles.


Ese duelo entre los bailarines, llamado “atipanakuy” en quechua, puede durar hasta diez horas, y los criterios para determinar quién es el vencedor son la capacidad física de los ejecutantes, la calidad de los instrumentos y la competencia de los músicos que acompañan la danza. Los bailarines, que llevan atuendos bordados con franjas doradas, lentejuelas y espejitos, tienen prohibido penetrar en el recinto de las iglesias con esta indumentaria porque sus capacidades, según la tradición, son "fruto de un pacto con el demonio".


Esto no ha impedido que la danza de las tijeras se haya convertido en un componente apreciado de las festividades católicas. Los conocimientos físicos y espirituales implícitos en la danza se transmiten oralmente de maestros a alumnos, y cada cuadrilla de bailarines y músicos constituye un motivo de orgullo para los pueblos de los que es originaria.


Huaconada de Mito



Esta danza ritual se representa en el pueblo de Mito, perteneciente a la provincia de Concepción, región Junín. Fue Inscrita en 2010 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.


Los tres primeros días de enero de cada año, grupos de hombres enmascarados, denominados “huacones”, ejecutan en el centro del pueblo una serie de danzas coreografiadas. Los huacones representan el antiguo consejo de ancianos y se convierten en la máxima autoridad del pueblo mientras dura la huaconada. Ponen de relieve esta función tanto sus látigos, llamados “tronadores”, como sus máscaras de narices prominentes que evocan el pico del cóndor, criatura que representa el espíritu de las montañas sagradas.


En la danza de la huaconada intervienen dos clases de huacones: los ancianos, vestidos con atuendos tradicionales y portadores de máscaras finamente esculpidas que infunden respeto y miedo; y los más jóvenes, engalanados con indumentarias de colores y portadores de máscaras que expresan terror, tristeza o burla. Durante la huaconada, estos últimos ejecutan una serie de pasos de danza estrictamente limitados en torno a los ancianos que, debido a su edad, gozan de una mayor libertad para improvisar movimientos.


Una orquesta toca diversos ritmos al compás de la “tinya”, un tamboril indígena. La huaconada, que es una síntesis de diversos elementos andinos y españoles, integra también nuevos elementos modernos. Sólo pueden ser huacones los hombres de buena conducta y gran integridad moral. La danza se transmite tradicionalmente de padres a hijos y los vestidos y las máscaras se heredan.


Wititi del Colca


Inscrito en 2015 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la danza del wititi del valle del Colca, en la región Arequipa, es un baile tradicional que guarda relación con el inicio de la edad adulta. Reviste la forma de un ritual de cortejo amoroso y suelen interpretarla los jóvenes durante las festividades religiosas que se celebran a lo largo de la estación lluviosa.


Las parejas de bailarines y bailarinas se alinean en filas y ejecutan diversos pasos al compás de la música. Las bailarinas llevan trajes finamente bordados con motivos naturales de colorido vistoso y van tocadas con sombreros característicos.


Por su parte, los bailarines llevan dos faldas de mujer superpuestas, una camisa militar, un chal y sombreros con aditamentos. La representación del wititi coincide con el inicio del ciclo de producción agrícola y simboliza la renovación de la naturaleza y la sociedad.


Esta danza consolida los vínculos sociales y la identidad de los pueblos del valle del Colca, que compiten para presentar los mejores conjuntos de danza, renovándola así continuamente y perpetuando al mismo tiempo su carácter tradicional. 


Los niños y los jóvenes aprenden el wititi mediante la observación directa, tanto en las escuelas como en las fiestas familiares celebradas con motivo de bautismos, cumpleaños y bodas. A escala nacional, hay grupos de bailes folclóricos que también interpretan esta danza por haberla integrado en sus repertorios coreográficos.


(FIN) LZD


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Publicado: 22/8/2024