La vida del médico peruano Zosimo Adrian Uceda (50), quien radica desde hace 10 años en España, dio un giro total el mes pasado cuando le informaron que se había contagiado con coronavirus.
El 15 de marzo 2020, tras una jornada agotadora de 24 horas de trabajo, el médico de urgencias y emergencias del Hospital General de Granollers, en Cataluña, se sintió más cansado que de costumbre, contó al
portal Vida y Futuro.
Por deformación profesional, o por los tiempos que se viven, de plena efervescencia de la pandemia Covid-19, Adrián decidió someterse a los exámenes de rigor: hisopados, radiografía de tórax, pruebas de sangre, entre otros.
Casi quince días después, el diagnóstico era inobjetable: tenía coronavirus. Lo habían contagiado en el hospital. A partir de ese momento empezó a observar -y sentir- en carne propia los estragos que el Covid- 19 producía en su organismo.
En carne propia
Lo internaron, le dieron medicamentos muy fuertes que le provocaron vómitos, le aplicaron paracetamol endovenoso, retrovirales; le prescribieron una dieta baja en sal; pero sentía que su pecho lo aplastaba cada vez más y respiraba cada vez menos.
Un selfie con su colega en España
Por su experiencia médica sabía que el uso de corticoides para controlar el asma podía funcionar. Así que, bajo su responsabilidad, los colegas españoles hicieron caso a su indicación. Funcionó. Lo pasaron a un cuarto compartido.
Su compañero, Vittorino, se alegró al verlo. El anciano de 95 años estaba con mascarilla y no comía. Se sorprendió de oír a Zósimo decir que tenía hambre. “Cómo puedes comer, yo no tengo ganas”, le dijo.
De los días que convivió con su amigo nonagenario recuerda que solo las enfermeras y el personal de limpieza ingresaban al dormitorio, que los médicos que lo trataban lo hacían a las justas a pesar de que aparecían pocas veces durante la semana.
De nuevo en casa
Vio morir a Vittorino. Se le quitó el hambre. Felizmente su exesposa se comunicó con él por teléfono y le aconsejó que no dejara de alimentarse.
Ahora Zósimo está en su casa. Ha reflexionado mucho desde entonces. Es un hombre de 50 años y ya sabe que la vida se puede esfumar en cualquier momento.
Ahora conoce que el Covid – 19 no solo ataca el pulmón, sino que altera otros órganos. En su caso, tiene daño colateral en el riñón y en el corazón. “Estoy a media máquina”, dice al citado
portal.
“Por circunstancias de la vida, por las medicinas que emplearon, estoy vivo. No existe un tratamiento estándar para combatir esta enfermedad, por eso hay muchos muertos. Me aterra que en el Perú la gente no haga caso, que colapse el sistema de salud y no se pueda salvar vidas. Es necesario que la gente tome conciencia de esta pandemia, de las consecuencias serias que habrá a todo nivel, personal, económico, social, familiar y espiritual", reflexiona. Escucha a continuación su testimonio:
(FIN) SMS/RRC
Publicado: 30/4/2020