Dentro del vasto repertorio dancístico que tiene el Perú destaca la Marinera, de seductora elegancia, alegres y bien sincronizados movimientos que la han convertido en embajadora cultural que suma cada vez más cultores dentro y fuera del país. Al celebrarse el Día de la Marinera, conoce cómo contribuye esta emblemática danza a la identidad de los trujillanos.
Si hay algo que llena de orgullo a los trujillanos es la marinera, danza que enaltece su identidad regional y que protagoniza el certamen de baile típico más importante del Perú. Esta encantadora expresión cultural, declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 1986, ha cobrado tal prestigio que se convirtió en embajadora cultural del Perú ante el mundo.
Surgida del mestizaje cultural en el siglo XVII y poseedora de encanto, elegancia, seducción, alegría, vitalidad y energía como sus principales atributos, la marinera simboliza el sentir de los trujillanos ante la vida, aglutina a la sociedad y genera una sensación de pertenencia al lugar que los vio nacer o los adoptó y donde prefieren pasar el resto de su vida.
Aunque no es exclusiva de Trujillo, la marinera tiene en esta ciudad y provincia de la costa norte peruana una versión original que se distingue de la interpretada en otras regiones que conforman lo que se conoce en general como marinera norteña.
Y la marinera no solo motiva la exultación y el beneplácito de los trujillanos durante el concurso nacional e internacional de este baile, sino también cuando el gran corso de la marinera transita por las principales vías de la ciudad, convirtiéndose en lugar de encuentro de toda la comunidad unida por sentimientos de felicidad y orgullo con esta manifestación de su cultura.
Ejecución del baile y vestimenta
La marinera trujillana es vistosa por sus movimientos ágiles, elegantes, libres, muy alegres y espontáneos, mostrando durante toda su ejecución un contrapunto amoroso en el cual la dama coquetea con picardía, astucia e inteligencia expresando su afectividad, mientras el varón galantea, acompaña y conquista a su pareja.
En este baile el hombre calza zapatos, mientras que la mujer danza descalza. Con los ensayos y la práctica constante las plantas de los pies de las bailarinas se curten y endurecen y pueden bailar descalzas sobre suelos irregulares, pedregosos, muy ásperos y calientes cuando se baila de día a pleno sol, sin que esto afecte la calidad del baile. Esto es algo muy apreciado por el público y para las bailarinas es motivo de gran orgullo, como lo indica el conocido refrán "mientras peor el suelo, mejor la bailarina".
Dados sus incontables y variados movimientos, el aprendizaje de esta danza demanda mucha dedicación y talento para dominar el estilo que hacen de este formidable baile el más emblemático del Perú.
En lo referente a la vestimenta, las damas deben lucir vestidos típicos de los pueblos norteños a la usanza de como vestían a comienzos del siglo XIX, siempre bailando con los pies descalzos.
En los varones es muy conocido el típico traje del chalán, con poncho de telar y de hilo, acompañado de sombrero de paja de ala ancha. En algunos pueblos del norte se usa el terno de dril blanco de costura simple, característico de toda la costa norte peruana. En cuanto al calzado este debe ser negro y de vestir.
El acompañamiento musical de esta variante de la marinera es esencialmente con banda de músicos, aunque puede ser también cantada.
Marinera trujillana
La creación de la emblemática melodía llamada “Marinera trujillana” se atribuye al maestro Juan Benites Reyes, quien se inspiró en el célebre concurso nacional organizado por el Club Libertad para componer, en 1981, una versión que exprese el sentimiento de la población de Trujillo en cada paso de baile.
Un año después, en 1982, Benites Reyes estrena su “Marinera trujillana” en el Club Libertad, interpretada por la banda de músicos del Batallón de Infantería N° 32 del Ejército. En 1983, el célebre programa internacional “300 millones en español” difunde pasajes del concurso nacional de marinera en Trujillo y da a conocer el mundo por primera vez esta danza originaria de Trujillo y embajadora cultural del Perú.
En 1984 la “Marinera trujillana” es oficializada como parte del repertorio musical del concurso nacional de marinera en Trujillo y desde 1985 es la melodía estelar de la gran final del certamen para definir a los campeones en las categorías infantil, juvenil y adultos.
Son muchos los trujillanos residentes en la Ciudad de la Eterna Primavera, en otras regiones del Perú y también en diversos países del mundo, quienes han contribuido a difundir la belleza de la marinera interpretándola, enseñando las claves de esta hermosa danza a los interesados en conocerla y bailarla, y también participando en el concurso nacional e internacional de marinera que se organiza todos los años.
Postulación a la Lista del Patrimonio de la Humanidad
El Ministerio de Cultura anunció que gestiona y articula para que, en atención de su rol promotor y de preservación de la expresión cultural, se elabore el expediente de postulación de la Marinera, en sus diversas variedades regionales, y se presente a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La norma, publicada el 23 de setiembre pasado en el boletín de Normas Legales del Diario Oficial El Peruano, señala que la Marinera, en sus diversas variedades regionales, es una expresión cultural inmaterial que forma parte de la identidad cultural del Perú.
El dispositivo legal señala que la marinera, como expresión de identidad cultural en sus diversas variedades regionales, es una expresión cultural inmaterial que forma parte de la identidad cultural del Perú. Por ello, el Ministerio de Cultura reconoce su práctica como universal y promueve iniciativas públicas y privadas que la salvaguardan.
Cabe destacar que, mediante Resolución Legislativa N° 28555 se aprobó la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la cual fue ratificada con Decreto Supremo N° 059-2005-RE. Conforme con lo dispuesto, incumbe a cada Estado adoptar las medidas necesarias para garantizar la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial presente en su territorio.