La ministra del Ambiente, Fabiola Muñoz Dodero, explica en la siguiente entrevista las metas de su sector para los próximos tres años: Amazonía, gestión de residuos, reducción del plástico de un solo uso y conservación de áreas naturales protegidas.
¿Cuáles son las metas que el Ministerio del Ambiente se ha planteado para el Bicentenario?
–Tenemos cuatro grandes metas. La primera se relaciona con la Amazonía, para poner en valor el capital natural del país. Eso es básicamente luchar contra la deforestación. La meta es reducir la deforestación y la mejor manera de hacerlo es poner en valor ese capital natural porque la deforestación es finalmente una decisión económica. La principal causa de deforestación es la agricultura migratoria: cerca del 90% está vinculada con este tipo de actividad porque un pequeño agricultor cree que cambiando el uso de un bosque –para sembrar maíz, papaya o café– tendría mejor rendimiento que si mantuviera ese bosque en pie. Si ponemos en valor ese capital natural, ese bosque en pie, y le damos un uso turístico, de productos maderables y no maderables, esa visión de gestión integral del territorio es la mejor manera de luchar contra la deforestación.
¿Manejan una agenda conjunta con el Ministerio de Agricultura, de Cultura, la Autoridad Nacional del Agua o algún otro sector?
–Precisamente, estamos trabajando con los ministerios de Agricultura y de Energía y Minas, así como con la Presidencia del Consejo de Ministros para presentar la estadística de deforestación del 2017, que es de alrededor de 155,000 hectáreas; y para definir la estrategia que utilizaremos para luchar contra la deforestación porque si bien la principal causa es la agricultura migratoria y la ganadería, la segunda es la minería ilegal. Por esa razón, estamos trabajando en equipo para tener el mapa de deforestación del 2017, pero, además, presentar la estrategia que vamos a seguir como país para reducir esa cifra.
¿Cuál es la segunda gran meta de su sector?
–La segunda tiene que ver con los residuos sólidos. Estamos impulsando la economía circular: quien te brinda un servicio o un producto no solo mira lo que te pone en un plato de comida o en una caja, sino que también mira de dónde vienen los insumos y a dónde van los residuos. Nos interesa que ninguno de los productos que se utilizan en nuestra gastronomía venga de áreas deforestadas. Y es interesante cuando pensamos que en la agricultura migratoria los dos principales productos –que son los drivers más fuertes de la deforestación en el Perú– son el cacao y el café. Nos sentimos orgullosos de nuestros productos, pero debemos considerar que están deforestando el Perú. Debemos ser absolutamente conscientes de dónde vienen los insumos del producto que finalmente consumimos. Eso es por la matriz de entrada, pero por la de salida, el tema es los residuos. La economía circular piensa también en cómo reducir la generación de residuos y cómo disponerlos de manera adecuada.
¿Cómo se plantea la campaña ‘Menos plástico, más vida’ en las regiones, fuera de Lima?
–Esa es la tercera meta, vinculada con la gestión adecuada de los residuos y que implica reducción. Esta campaña se orienta a reducir la generación de residuos y no tendría éxito si no utilizáramos los insumos y los conocimientos que vienen de las regiones. Estamos promoviendo la reducción –ya se aprobó el decreto supremo– del plástico de un solo uso en todo el Poder Ejecutivo: platos, cubiertos de plástico, sorbetes, que se reemplazarán con productos alternativos. En el Perú tenemos insumos muy interesantes, contamos con tecnología y emprendimientos. En la región San Martín se producen platos con hojas de bijao, una alternativa al uso del plástico y el tecnopor. Son descartables y biodegradables. También producen cubiertos con el tronco del plátano, con características similares. Esas soluciones, que vienen de las regiones, son las que debemos incorporar en Lima y otras ciudades para cambiar nuestra matriz de consumo y, de esa manera, ayudaremos a bajar costos. La idea es reforzar el concepto de “basura que no es basura” y generar valor en todos los residuos.
Esta campaña ha sido muy bien recibida por la población. De hecho, muchas organizaciones barriales y colectivos ambientales ya se han sumado; eso es muy importante…
–Ese es el reto del Estado: lograr que la gente haga suya la idea. Creo que el mensaje es contundente: eso es bueno para todos, como personas, como ciudadanos, como amas de casa, como empresarios. Eso es bueno para la salud, bueno para la vida, para nuestra calidad de vida.
¿Cuáles son los objetivos planteados para lo que son las áreas naturales protegidas?
–Esa es la cuarta meta. Debemos consolidar el sistema de áreas naturales protegidas, que busca conservar una muestra representativa de los ecosistemas de nuestro país. Tenemos una muestra representativa, pero hay algunos que nos faltan, especialmente los marino-costeros. Hasta el momento no contamos con ningún área protegida en mar. Todas se hallan en la Amazonía, en la zona andina o en la Costa; lo más cercano son islas y puntas guaneras. Por eso trabajamos con la propuesta de la Reserva del Mar Tropical de Grau, y también queremos trabajar una en el sur, cerca de Nasca. Esto complementaría la muestra representativa.
¿Qué país imagina para el Bicentenario?
–Me imagino un país en el que cada persona, en cualquier decisión que tome, desde comprar el pan o invertir en un centro minero, incorpore el componente ambiental. Con eso lograremos una mejor calidad de vida para toda la población. (Colaboración: Fernando Ríos)
Más en Andina:
(FIN) DOP/MAO
Publicado: 9/11/2018