Una veintena de migrantes irregulares quedó este martes en una especie de limbo después de que las autoridades de Costa Rica rechazaron su ingreso al país y Panamá, de donde salieron, tampoco los aceptó de vuelta.
"El grupo de ciudadanos haitianos que fueron sorprendidos en territorio del hermano país Costa Rica, no pueden ser aceptados en Panamá", señaló en un comunicado el Servicio Nacional de Migración de Panamá.
Una fuente oficial panameña dijo a EFE que el grupo de migrantes "debe permanecer en territorio de Costa Rica", sin más precisiones.
De acuerdo con la información de las autoridades panameñas se trata de "21 migrantes haitianos", que "fueron sorprendidos en suelo costarricense, en el área de Paso Canoa" por las autoridades de ese país.
Las autoridades de Costa Rica por su parte informaron que este martes rechazaron el ingreso de 26 migrantes irregulares, 9 de ellos menores de edad, porque "el proceso de flujo controlado coordinado con las autoridades panameñas está suspendido y seguirá así mientras las fronteras continúen cerradas" a causa de la emergencia por la pandemia del covid-19.
Las razones de cada país
Mediante entrevistas las autoridades costarricenses determinaron que el grupo provenía de albergues ubicados en la zona panameña de Gualaca, cercana la frontera con Costa Rica, donde estaban siendo atendidos, y que además evadieron a las autoridades migratorias panameñas para salir de ese país.
La oficina de Migración de Panamá se basó en el acuerdo bilateral firmado en el 2011 y que prevé la presentación de documentos que acrediten la permanencia en el territorio panameño para rechazar la devolución del grupo de migrantes por parte del vecino país.
"Panamá apela a la solidaridad del hermano país Costa Rica, para que salvaguarde la integridad física de los 21 migrantes haitianos, así como su seguridad sanitaria, dando fe a los tratados bilaterales e internacionales y los derechos humanos de los inmigrantes, sobre todo en estos momentos de incertidumbre por el covid-19", indicó un comunicado de la oficina de Migración panameña.
En marzo pasado Costa Rica y Panamá tenían previsto un paso controlado de unos 2,000 migrantes extrarregionales, muchos de ellos africanos y haitianos, para que siguieran su rumbo hacia el norte del continente, pero el cierre de las fronteras por la pandemia obligó a posponerlo.
La triste odisea de los migrantes
En Panamá hay más de 2,500 de estos migrantes extracontinentales en albergues fronterizos, la mayoría en la provincia de Darién, en los límites con Colombia, en condiciones de hacinamiento que han sido denunciadas por organismos internacionales y que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) pidió resolver.
Los migrantes en Darién han mostrado signos de desesperación y en un intento por presionar a las autoridades panameñas para que les dejen avanzar ha protagonizado algunos desórdenes que no han pasado a mayores.
La Dirección de Migración costarricense indicó este martes que la Policía Profesional de Migración ha estado recibiendo alertas de las autoridades panameñas sobre la fuga de migrantes de los albergues en donde estas personas se encuentran varadas desde hace meses por el cierre de fronteras.