El sacerdote Sandro Requejo Morales ha dejado de vestir, temporalmente, la sotana para colocarse un traje de bioseguridad y así poder cumplir la misión que le ha encomendado la Diócesis de Chimbote: dar soporte espiritual a las personas diagnosticadas con covid-19, especialmente a los que se encuentran hospitalizados.
Desde hace varios días, el capellán covid-19 visita las instalaciones del hospital regional Eleazar Guzmán Barrón en Nuevo Chimbote en busca de pacientes que necesiten oír la palabra de Dios y para administrar algunos sacramentos católicos como la unción de los enfermos y la eucaristía.
“Agradezco poder servir en toda la Diócesis de Chimbote a todos los enfermos de covid-19. Tengo miedo, es cierto, pero la oración, la escucha de la palabra y la unción que me ha regalado el obispo, me da el valor que no tengo para poder ir a todo lugar y ayudar espiritualmente a los pacientes”, refirió el sacerdote, quien también da palabras de aliento al personal de salud.
Una de las pacientes, una madre de familia hospitalizada en el Módulo Temporal Covid-19, recibió el sacramento de la sagrada eucaristía.
“Algunos pacientes son ateos, otros no son católicos, pero estar aquí y lidiar con esta enfermedad los ha hecho buscar a Dios”, afirmó el presbítero.
En las últimas semanas, el hospital regional Eleazar Guzmán Barrón, centro de referencia covid-19 en la zona litoral de Áncash, ha reportado un incremento considerable de pacientes que requieren hospitalización, por lo que el trabajo del sacerdote también se ha incrementado.
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