Andina

Un año de pandemia: El símbolo de la esperanza tiene 104 años del más sublime amor

La historia de María Eudocia Araya, la primera adulto mayor en ser vacunada contra el coronavirus

ANDINA/Carla Patiño Ramírez

09:00 | Lima, mar. 17.

Por Nathaly Jimenez

Judith Montenegro nunca imaginó que aquella inscripción que realizó a sus padres, hace más de 20 años en el Programa de Atención Domiciliaria PADOMI, hoy le daría tantas alegrías a su familia. La hija de María Eudocia Araya Vda. De Montenegro, la primera adulta mayor en ser vacunada con la dosis de Pfizer contra la covid-19, agradece haber realizado dicha acción. Vea aquí la galería fotográfica



“En los 90. Yo fui con mi papá (ya fallecido) a cobrar y cuando escuche de PADOMI, fuimos y preguntamos. Logré inscribirlos y fueron uno de los primeros inscritos en este programa", señaló Judith a la Agencia Andina.

El pasado 8 de marzo, María Eudocia de 104 años, se convirtió en símbolo de la segunda fase de vacunación. Transmitida a nivel nacional y con ganas de seguir en la lucha, la abuelita fue inmunizada con una de las 50 mil dosis de Pfizer

No pudo compartir dicho momento con su esposo, pero los frutos de su amor, fue el mayor regalo de vida que pudo dejarle. 






“Agradezco a PADOMI por haber considerado a mi abuela como la primera vacunada, nosotros no esperábamos ese gesto con ella, porque estaba bastante mayor. Pero gracias a Dios, hoy se encuentra protegida.”

El amor de su vida


María Victoria nació un 21 de setiembre de 1916, con más de 100 años vividos, su historia de amor es uno de los recuerdos que más atesora y guarda en su corazón.

Todo empezó en una fábrica, el lugar de trabajo que lo unió al amor de su vida, don Zenobio Alberto Montenegro. Ella se desempeñaba como niñera de los hijos de trabajadores, mientras que él, era obrero y dirigente del Sindicato de la fábrica.

Ella en la azotea y él, en primer piso, no impidió que cruzaran miradas. El destino los unió y tenía preparado para ellos, un futuro cada uno al lado de otro. Primero un noviazgo, después el matrimonio y al final, una linda familia feliz.

Con 10 hijos, 20 nietos, 18 bisnietos y 7 tataranietos, María y Zenobio agrandaron cada vez más su unidad familiar. Pero, un momento triste se apareció.



A finales de los 90, Zenobio sufrió un derrame cerebral, quedando con medio cuerpo paralizado. María Eudocia dejaba atrás toda lágrima, se armaba de valor y seguía, amando y cuidando a su esposo como si fuera el primer día.

Zenobio pasó casi 10 años paralizado, hasta que su último aliento se fue tras una fuerte neumonía. Hace 15 años, un 7 de diciembre algo cambió en la vida de María Eudocia, la noticia de no volver a ver jamás a su compañero de vida, la tumbó en una depresión.

"Fue terrible", cuenta Judith. María Eudocia lloraba día tras día, ante tal pérdida, el apoyo de sus hijos la motivó a continuar. A su alrededor, nacían nuevos seres que agrandaban su familia, y la felicidad de verlos crecer la embargaba.

Aquellos nietos y bisnietos,  hoy la llaman “La coco”, engriéndola con besos y abrazos. Juegan con ella y la llenan de calor, haciéndola dejar atrás toda tristeza, sacándole una sonrisa pensando en el futuro que aún le queda por vivir.

La cuarentena


La llegada del virus al Perú, en un principio no afectó a María Eudocia. El quedarse dentro de casa, no era algo diferente para ella. Pero, tras el paso de varios meses, la angustia por seguir entre paredes se hizo presente.

“¡Quiero salir! ¡Quiero salir!”, eran las palabras de María. Quien se paraba en la puerta y miraba con ojos caídos como las calles lucían vacías.

“Teníamos que decirle que no, porque había una gripe muy fuerte en las calles.”, explica Judith. Ella era la única en salir de casa, los cuidados eran extremos en su domicilio en Lince.



Todos los miembros de la familia sabían que un mínimo descuido ponía en riesgo la vida de María Eudocia. El alcohol y jabón, se volvieron indispensables en casa, y las visitas estaban  restringidas.

Una caja de juegos, rompecabezas y un café por las tardes, entretenía a María Eudocia en su cálido hogar. Una muñeca regalada por su bisnieta se volvió su amiga, con la que hablaba de sus días, aquella que al dormir abrazaba y al despertar no quería soltar. 

Vacunación


Judith en compañía de su hermana, cuenta como recibió aquella llamada de ilusión. 

“Ellos me llamaron a las 9 de la noche y me dijeron que mi mamá ha sido escogida para que sea una de las primeras en vacunarse. Pero vamos a ir a entrevistarla a su casa. Pero van a ir dos personas de PADOMI a entrevistarla primero”, detalló.

Tras escuchar la palabra vacunación, hubo un pequeño temor que se apoderó de ella y sus hermanos. Los efectos secundarios podrían afectar a su madre de tan avanzada edad, pero el no intentarlo ponía más aún en peligro su vida.

Al decidir que sea vacunada, la llamada de PADOMI las emocionó. No solo sería una de los adultos mayores en inyectarse, sino que sería la primera en hacerlo.



¿Qué sentimiento la embarga al saber que su madre está protegida?

“Tranquilidad, me siento más tranquila”, expresa Blanca Montenegro. 

La familia Montenegro Araya tiene claro que la vacuna no evitará el contagio, y por ello, no han bajado la guardia ante el letal virus. Pero, si piden que la población no se niegue a ser vacunada, ya que podría salvar la vida de más personas.

“Reflexionen un poco y vean que esta enfermedad se ha llevado a tantas personas en el mundo. Y que la única esperanza que ahora se tiene es la vacuna y no debemos negarnos a ellos. Ni por nosotros, ni por nuestros seres queridos.”

Hoy, toda la familia Montenegro, agradece la vacunación de María Eudocia y al igual que todos los peruanos, continúan en la lucha por no infectarse. Todos están a la espera de ser vacunados, y aunque demore un poco, saben que ese día llegará.

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(FIN) NJC/RES

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Publicado: 17/3/2021