Procesar el miedo que siente toda persona cuando enfrenta un riesgo mayor parece ser la clave para mantenerse 29 años en la Policía Nacional, siempre propositivo y con la moral al tope. No es una cualidad inherente, no, el suboficial brigadier PNP Moisés Vitorino Rodríguez la ha desarrollado con el tiempo, moldeándola con cada intervención, en cientos de operativos y vivencias. Es lo que podría decirse un policía de raza.
Esta condición ni siquiera lo ha librado del coronavirus que adquirió en una de sus intervenciones rutinarias a fines de marzo. Moisés trabaja en la Unidad de Servicios Especiales (USE) Centro, en Lima, donde se desempeña como personal operativo en una unidad encargada del mantenimiento y control de multitudes.
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Su labor, en medio del estado de emergencia, lo obligaba a interactuar, casi a bregar con la gente, para que entendiera que debía respetar las normas, es decir, extremar el aseo de manos, quedarse en casa, o conservar la distancia, lo que paradójicamente él no podía hacer a cabalidad por la naturaleza de su trabajo.
"La disposición del comando era que cada agente aportara desde sus puestos toda la experiencia que la crisis sanitaria exigía para proteger a la ciudadanía", explica Moisés, quien reconocía entonces que la posibilidad de
adquirir el covid-19 era real, aunque sin reparar claramente en que el enemigo era invisible, que venía camuflado y, lo que es peor, no había cómo enfrentarlo.
El 28 de marzo sintió en la garganta los primeros síntomas de la enfermedad. El 2 de abril se lo confirmaron. Leyó el documento que decía positivo al coronavirus y experimentó ese miedo súbito que hace que se proyecten en la imaginación escenas de la vida, de la infancia, casi como en una película.
Era el mismo miedo que sintió el 7 de mayo del 2007 en Santiago de Chuco, en la sierra de Trujillo, durante el traslado de cinco delincuentes acusados de violación sexual. Ese día -cuenta- un grupo de asaltantes atacó a balazos el bus en el que viajaban trabajadores de una mina y en el que iba él junto a dos compañeros de armas. Esa vez pudo repeler el ataque; esta vez no.
Confinamiento riguroso
Chalaco de origen y sentimiento, Moisés se sobrepuso a la mala noticia y lo afrontó con su familia. Diseñó una estrategia para afrontar el confinamiento que le impuso la doctora de la sanidad policial, sin que exponga la salud de su esposa y sus dos hijos, a quienes considera el principal soporte emocional para su recuperación que está en proceso: Moisés cumplió sus primeros 14 días de aislamiento y ya está en camino de cumplir 14 días más, según protocolos que debe seguir.
"La preocupación más grande que tenía era contagiarlos. Hubo días de fiebre y malestar, así como noches en las que la transpiración me obligaba a cambiar de ropa más de una vez, pero no podría decir que estuve en una situación crítica, pues, según los médicos, las defensas de mi organismo no permitieron que el virus me doblegue".
Su familia siempre lo apoyó mientras enfrentó la enfermedad
El brigadier Vitorino -como lo llaman en su unidad- argumenta que eso se debe a su afición por los deportes y a que, en medio de la adversidad, siempre tomó las cosas con calma. Asegura que el respaldo de los suyos es un aliento permanente. "Tu puedes, papá; te extrañamos, vuelve pronto", le gritan sus hijos Jesús y Gabriela, esa es la mejor medicina que recibe", comenta.
Cuenta que durante sus rondas lo acompañaba también la imagen de su esposa Duly Esperanza, quien ahora pone su cuota de serenidad para sobrellevar esta etapa de recuperación de Moisés, que solo piensa en regresar al servicio. "Me siento bien, fuerte, incluso no he perdido el gusto ni el olfato que decían que es uno de los síntomas. Eso felizmente no ha ocurrido, por lo que espero que mi comando me convoque nuevamente para retornar al trabajo".
El retorno a las calles
Este valeroso agente asegura que está dispuesto a trabajar donde el comando lo designe. "Si me toca salir nuevamente a las calles, tendré que hacerlo porque es mi función, para eso elegí ser policía, especialmente ahora que la población necesita más de nosotros. Saldré, pero lo haré con más cuidado, con mayor precaución".
Y se siente respaldado. Reconoce que desde que se desató la pandemia, la institución les brindó implementos de seguridad y de aseo y que en el plano personal; ahora con su aislamiento, su caso cuenta con el seguimiento médico. Afirma que constantemente lo llaman para preguntar por su salud, su alimentación y le aseguran que su proceso de recuperación marcha bien.
Una reflexión suya es que la única forma de evitar ser alcanzado por este mal es acatando las disposiciones del Gobierno. Cita al Presidente cuando afirma que este alejamiento, más adelante los volverá a unir. "Esta pandemia pasará y seremos los mismos o mejor que antes, y espero que mis compañeros que están en lucha se cuiden. Sepan que los colegas que estamos a punto de salir del aislamiento, iremos pronto a apoyarlos en el servicio".
Suena lúcido. El mal que contrajo el suboficial brigadier PNP Moisés Vitorino, no ha hecho sino reforzar su convicción de policía y ser humano, de revalorar a la familia y exponer una solidaridad que hace bien a su institución y nos reconforta a todos.
(FIN) JVV/DOP