Son unas decenas de activistas el martes frente a la Corte Suprema de Estados Unidos: por un lado, mujeres "en estado de shock" ante la posibilidad de que se anule el derecho al aborto; por otro quienes celebran que esa decisión termine por adoptarse cumpliendo una vieja aspiración del movimiento conservador.
Al pie del alto edificio de mármol en la capital Washington, tan imponente como sus decisiones, los carteles se enfrentan: "el aborto es un derecho humano" por una parte; "derechos humanos para todos, para los humanos nacidos y no nacidos" por otra.
"Estoy en estado de shock", declara a la AFP Tarra Kuroda, una ama de casa de 47 años, casi la edad del fallo "Roe v. Wade" que garantizó el derecho al aborto en Estados Unidos en 1973 y que, según un borrador de sentencia publicado por el medio de análisis e información Política en su sitio web, la Corte Suprema se prepara anularlo.
"Tengo dos hijas pequeñas, y también estoy aquí por ellas (...) para proteger su futuro", resalta Kuroda, quien porta un cartel con la leyenda "Mi cuerpo, mi elección".
Ella espera que ese proyecto de fallo no definitivo que alborotó la escena política estadounidense, "reúna a la gente de cara a las elecciones de medio término (a celebrarse en noviembre) para elegir a personas que, con suerte, voten a favor" de una ley que autorice el aborto a nivel federal.
Y lamenta que perduren "las mismas discusiones que tenemos desde hace años. Recuerdo los libros de historia cuando era más joven, las mujeres en los años 60 luchando por lo mismo, es triste que tengamos que continuar" esta lucha.
"Primera etapa"
Al otro lado de las barreras metálicas, frente a grupos de estudiantes universitarios un poco asombrados mientras visitan el Capitolio junto con sus profesores, unos manifestantes gritan el lema "Aborto es opresión".
El texto de la Corte Suprema divulgado anticipadamente en algunos medios "es solo un borrador, por lo que aún queda mucho trabajo por hacer", aseguró Archie Smith, miembro de un grupo contra el derecho al aborto.
"Para el movimiento pro-vida, este es solo el primer paso en la dirección correcta", dice este joven de 22 años.
Smith considera que "no es suficiente hacerlo ilegal", aunque "nos gustaría mucho"; debemos "hacerlo innecesario" y "crear una cultura de vida en Estados Unidos".
"Vamos a llevar esta lucha al Congreso (...), justo enfrente", lanza desde filas contrarias una mujer megáfono en mano, en una muestra anticipada del debate político por venir.