En un país con una cultura culinaria rica, diversa y exigente, desarrollar un producto alimenticio basado en IA ha sido todo un reto.
“Aquí la gente sabe cuando algo está bien hecho y también cuando no. Y competir con ese estándar no es sencillo, es desarrollar una tecnología que tiene que estar a la altura crítica para todos los peruanos, para ese paladar exigente. Sin embargo, cuando ellos ven que el software acelera sus tiempos, cuando ven que Food Flow reduce desperdicios reales y mantiene o incluso puede elevar la calidad del sabor esperado, ya la confianza con ellos se construye sola”, aseguró la joven científica.
Uno de sus más recientes productos ha sido unas galletas inclusivas. Nataly explica que su cliente buscaba una manera nueva de poder consumir alimentos y al mismo tiempo compartir, difundir y enseñar acerca de la lengua de señas.
“Nosotros estamos acostumbrados a comer galletas en formas cuadradas, circulares, entre otras formas divertidas, pero ellos apostaron por algo innovador. En vez de tomar este tipo de formas, que estas galletas tengan la forma de lenguas de señas y lo hicimos posible. Entiendo que ya van a comenzar a distribuirse en unos dos meses aproximadamente para 2026”, comenta emocionada.
Apuesta por la comida espacial

Como astronauta análoga, Nataly Rojas, conoce de cerca el trabajo de las misiones especiales. En el 2023, lideró la misión análoga Aurora en Polonia, un proyecto que simulaba las condiciones de vida en Marte. . Además, ha participado en investigaciones sobre sistemas aeroespaciales en Turquía y ha colaborado con la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).
Con esa experiencia es que ahora, junto a su equipo multidisciplinario, han decidido apostar por la alimentación espacial.
“Podemos simular entornos espaciales como es la microgravedad o restricciones nutricionales severas que son claves para este tipo de industria espacial. Entonces, en lugar de que una persona tenga que descubrir o adivinar cómo reaccionaría un alimento en esas condiciones, Food Flow lo anticipa con bastante precisión. Actualmente estamos trabajando con el 58% de precisión”, afirmó la joven cientifica.
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¡Hecho en Perú! Ingenieros de la UNI fabrican prototipo de robot industrial a bajo costoEl software de Food Flow permite simular matemáticamente una formulación alimentaria optimizando temas de nutrición, masa, estabilidad y vida útil, lo cual es super necesario en el campo espacial y eso permite que se pueda pueda probar simulaciones de cómo se comporta un alimento en condiciones de microgravedad antes de llevarlo a un laboratorio o a alguna simulación física.
“Todas las agencias espaciales o la mayoría invierten enormes recursos en poder predecir estabilidad, textura e incluso humedad. Y nosotros buscamos que una parte de todo ese proceso pueda anticiparse con modelos computacionales que sean accesibles”, enfatizó.
Actualmente se encuentran realizando pruebas con un alimento especial enviado por la Agencia Espacial Japonesa se trata del Yokán, un dulce japónes tradicional hecho a base de frijol rojo. Se analizará toda la parte formularia y también el empaquetamiento, lo que se busca es saber cómo ellos envían este tipo de alimentos al espacio.
“En mis manos tengo la versión comercial, no es la que actualmente están comiendo los astronautas, pero tiene el mismo principio técnico. Es un alimento que es seleccionado por su estabilidad fisicoquímica, su densidad, seguridad microbiológica y además lo más importante que es el valor cultural para los astronautas japoneses, es como comer un turrón en el espacio”, señala.
La joven científica agrega que factores como la microgravedad alteran todo lo que es la percepción de sabor, modifica la circulación de fluidos y afecta la tolerancia digestiva.
“Para que un alimento funcione en todo este entorno, debe ser estructuralmente estable, debe ser muy fácil de manipular y debe ser predecible en todo su comportamiento. Y obviamente también buscan que emocionalmente forme esta conexión con la tripulación”, explica la astronauta análoga.
Expectativas
Actualmente requieren potenciar el software y al mismo tiempo están por concretar alianzas con instituciones extranjeras.
“Esto nos va a servir muchísimo para poder reforzar la base de datos. Esta base de datos es básicamente como la Biblia de los alimentos para nuestro software, es darle un libro sobre el manual, el cual va a poder basarse para hacer cada formulación a nivel de industrias espaciales”, comenta.
Otra de sus próximas metas es lograr que Foodflow pueda modelar alimentos con una precisión de hasta el 90%.
Finalmente, la CEO de Food Flow anima a más emprendedores tecnológicos a confiar en sus proyectos.
“Es el tiempo de crear y de poder equivocarnos si hace falta, pero moviéndonos. Hoy existen organizaciones, fondos, concursos, programas que pueden tomar una idea. Una idea de nosotras que nació en una libreta, que nació sin capitales, sin contactos y poder convertirla en un proyecto que sea real. Solo necesitas empezar para que las puertas realmente comiencen a abrirse”, concluyó.
Este innovador proyecto ya ha sido reconocido con un financiamiento de S/67,000 otorgado por el Ministerio de la Producción, destacándose como un modelo de innovación alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
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