Con el tiempo, su afición creció. "Siguiendo una tradición de mi papá, cada año le regalaba algo al niño. Al principio eran papanoeles, pero durante una visita a las ferias me encontré con el nacimiento chinchano y el trujillano. Al ver el ingenio de los artesanos, decidí cambiar esa tradición y regalarle diferentes nacimientos", comentó a la Agencia Andina.
Además, la exhibición incluye una sección completa dedicada a la Amazonía, con una fuente de agua y animales exóticos que evocan la riqueza natural de esta región.
La colección de Miriam también trasciende fronteras, con nacimientos representativos de culturas tan diversas como las de India, España, Jamaica, Portugal, Egipto y varios países de América Latina. Entre ellos, destaca el nacimiento chileno, que hace referencia a los 33 mineros atrapados durante más de tres meses en la mina San José.
En cuanto a las piezas únicas, la colección incluye diminutos nacimientos elaborados dentro de elementos como un huevo de codorniz, un achiote, una pepa de mango, una cáscara de aguaymanto e incluso una ojota.
También sobresalen los nacimientos alusivos a clubes deportivos, culturas preincas, pesebres en forma de emoticones, y otros realizados en piedra de Huamanga. Entre las piezas más recientes destacan aquellas con mascarillas, como un homenaje a los años de lucha contra el covid-19.
Este año, Miriam agregó una joya especial a su colección: un niño Jesús con más de 100 años de antigüedad, heredado de su abuela. Esta figura, de extraordinaria autenticidad, tiene cabello y dientes reales, un paladar de espejo y ojos de cristal, convirtiéndose en una de las piezas más impresionantes de su muestra.
Una experiencia inmersiva
Cada Navidad, Valencia convierte el primer piso de su casa en un recorrido mágico que transporta a los visitantes a escenarios que van desde el Polo Norte hasta los volcanes de Arequipa, pasando por la vibrante selva peruana.
Cada uno de los siete ambientes está cuidadosamente diseñado, con efectos especiales que potencian la experiencia. Levantar este gran nacimiento requiere de todo un trabajo de organización y logística que, en esta ocasión, le ha tomado un mes y medio.
“Me gustaría ingresar al récord Guinness. Estoy segura que nadie en Navidad convierte todo un primer piso en un nacimiento, por lo general es una mesa, una sala o una cochera, pero hacerlo de este tamaño es muy difícil”, agregó.
La colección de Miriam, que supera las 2,000 piezas en exhibición, sigue creciendo. Su sueño es mantener viva esta tradición navideña, cada vez menos presente en los hogares, y compartir con los visitantes el mensaje de unión y esperanza que transmiten los nacimientos.
“Es una forma de revivir el verdadero espíritu de la Navidad”, explica Miriam, quien abre las puertas de su hogar con la esperanza de inspirar a otros a valorar esta tradición que celebra la diversidad cultural y la fe.
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(FIN) SQH/LIT