06:30 | Beijing, jul. 23.
Por Víctor VélizLos montes Wudang, Patriomonio Mundial de la Humanidad ubicado en la provincia de Hubei, en China, son considerados la cuna de las artes marciales vinculadas con la filosofía taoísta, como el kung fu.
Templos y monasterios destinados para la meditación forman parte de este atractivo turístico chino, fueron construidos durante las dinastías Yuan, Ming y Qing, hace más de 1,000 años.
La parada principal del recorrido por los montes, a la cual se llega en teleférico tras un camino por tierra, es el llamado Techo de Oro, que recibe siempre el aire fresco de las alturas (está ubicado a 1,612 metros).
Varios visitantes, especialmente los chinos, llegan hasta allí en procura de buena salud, al considerar que el aire puro que respiran beneficiará el organismo.
Todas las cumbres (en total hay 72) se encuentran alineadas y son 24 ríos que las rodean. Es allí donde se cree que nació la práctica del kung fu taoísta.
Hu Liqing, entrenador general de equipo internacional del Centro de Kung fu Taoísta, sostiene que la esencia de esta disciplina pasa por poner el foco de atención en la respiración y la mente.
"No se usa mucho la fuerza externa, lo más importante es el corazón, el espíritu y lo interno, lo más importante es tener buena salud", explicó el maestro que lleva 35 años practicando el kung fu.
"La filosofía taoísta busca la buena salud y conseguir el equilibrio del cuerpo, tener vida una larga y respeto hacia los demás porque todos somos iguales", afirmó.
En resumen, añadió, el objetivo del taoísmo es enseñar al hombre a integrarse en la naturaleza, a fluir, a integrarse en sí mismo en concordancia y armonía.
El kung fu taoísta no aspira a la lucha, sino a lograr el equilibrio interno. Aprender sus movimientos puede tomar entre uno y tres años, dice Hu Liqing.
Según remarcó, su doctrina toma como base conceptos chinos ancestrales como el Yin-Yang.
Es una disciplina interna, agrega, a diferencia del kung fu representado por el templo Shaolin, el cual emplea prácticas externas para fortalecer los tendones, los huesos y la piel, y se caracteriza por ser duro y feroz.
Son más de 900 kilómetros los que separan los montes Wudang con Beijing, la capital de China. En avión el trayecto dura cuatro horas y media, en tren o bus el viaje puede durar 21 horas.
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Publicado: 23/7/2019