Zlatan Ibrahimovic, tomó la palabra en el vestuario del Milan, luego del gran campeonato en el que el equipo rossonero se proclamara campeón de la serie A de Italia, y pronunció un discurso épico que fue in crescendo hasta desatar la locura de todo el camerín campeón.
Milan se proclamó campeón luego de vencer por 3-0 al Sassuoloo de visitante, con lo que consiguió un nuevo scudetto luego de 11 años de sequía, teniendo aquella vez también como figura al histórico jugador sueco.
“Tranquilos, no me voy a despedir (empezó Zlatan sin que nadie anticipara lo que luego vendría). Desde el primer día que llegamos, cuando llegué yo y luego llegaron los demás, muy pocos creían en nosotros. Pero, cuando entendimos que teníamos que hacer sacrificios, sufrir, creer y trabajar, cuando esto pasó, nos convertimos en un grupo y cuando eres un grupo, puedes lograr lo que logramos. Ahora somos los campeones de Italia”, mencionó en una primera parte de su discurso.
“No fue fácil, pero fuimos un verdadero grupo esta temporada. Al comienzo nadie creía en nosotros, pero a través de estos valores nos hicimos más fuertes. Estoy muy orgullosos de ustedes. Ahora, háganme un favor: celebren como campeones. Porque Milano (la ciudad de Milán) no es (el club) Milan. ¡Italia es Milan!”, gritó el Ibra, para luego tirar la mesa y desatar la locura en el camerino milanés.
No fue, sin embargo, la única imagen épica que dejó Zlatan ya que, minutos antes, había salido a la cancha de juego para recibir su medalla de campeón con una inmensa botella de champagne y un puro entre los dedos.
Con 40 años y estando más cerca al retiro, Zlatan logró con el Milan su título número 34 en su dilatada carrera como futbolista, pero su personalidad es una de las cualidades del inmenso jugador que también se extrañará no solo en la cancha, sino también en los camerinos, el día que decida retirarse.