La tartamudez se presenta con mayor frecuencia en los niños de 2 a 6 años de edad, debido a que están en pleno desarrollo del habla y el lenguaje. Con una intervención temprana, este trastorno se puede solucionar en gran medida, informó EsSalud.
La tartamudez es un desorden neurobiológico del habla que consiste en interrupciones involuntarias, como bloqueos, repeticiones o prolongaciones de las palabras, una sílaba, consonante o vocal, explicó la licenciada Helga Solís Mujica, del Servicio de Patología del Desarrollo del Hospital Almenara de EsSalud.
Según la especialista,
las personas que tartamudean presentan diferentes reacciones a nivel emocional cuando tienen un bloqueo,
provocando situaciones de ansiedad, nerviosismo e incluso utilizan movimientos corporales para poder mejorar su discurso.
Además, señaló que, quienes tienen este trastorno presentan más dificultades para relacionarse con otras personas, debido a que los adultos suelen ignorar la problemática de fondo y los niños evitan en el aula participar de manera oral.
“Si tenemos un niño con estas características y con bloqueos frecuentes en casa, es necesario la intervención de un especialista en el lenguaje para poder abordar este trastorno de manera oportuna y darle la ayuda que requiere a nivel individual y familiar”, recomendó.
Asimismo, agregó que si la tartamudez viene acompañada de otros trastornos como dificultades para pronunciar o articular correctamente fonemas, entonces la intervención tendrá un periodo más largo de duración y mayor complejidad para el abordaje y tratamiento.
Trabajo individual y grupal
El tratamiento debe ser llevado por un especialista en tartamudez, quien debe trabajar de manera individual y de manera grupal con la familia, promoviendo una aceptación de la tartamudez, disminución de la atención y de la velocidad en el habla.
Para la especialista, el efecto ante cualquier tratamiento va a ser positivo en el discurso del niño, manteniendo y mejorando la forma de expresarse o conversar gracias a técnicas que le ayudarán en el colegio, conversando con sus compañeros o con su familia.
Existen niños que continuarán tartamudeando incluso hasta la adultez, lo cual tiene una carga alta en los factores hereditarios. Por ello, es importante que la aceptación del niño se vea también comprometida con los miembros de su familia.
Por último, exhortó a los padres dejar de creer que la tartamudez es un aspecto limitante en el desarrollo de su hijo o hija; solo así el entorno, sobre todo la familia y los compañeros de escuela, influenciarán en el crecimiento de todas las aptitudes que el menor posee.