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Alan García: lea la carta dejada por expresidente a sus hijos

Ratificó inocencia y dijo no estar dispuesto a someterse a injusticias ni circos

ANDINA/Carlos Lezama

ANDINA/Carlos Lezama

10:22 | Lima, abr. 19.

Antes de quitarse la vida, el expresidente de la República, Alan García Pérez, dejó a sus hijos una carta a través de la cual ratificó su inocencia frente a las denuncias que lo involucran en actos de corrupción, por lo cual no estaba dispuesto a someterse a una injusticia y al circo de ser detenido.

La misiva fue leída por su hija Luciana García en el Aula Magna de la “Casa del Pueblo”, donde el féretro fue velado.

A continuación, lea el contenido de la carta.

Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de este movimiento.

Por eso, y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de 30 años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontraran más que sus especulaciones y frustraciones.

En este tiempo de rumores y odios repetidos, que la mayoría creen verdad, he visto como se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades.

Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias.

No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riquezas. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano.

Por eso repetí: otros se venden, yo no.

Cumplido mi deber en la política y en las obras hechas para el pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes. 

He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia. Pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos, por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo, y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse.

Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes.

(FIN) CCR

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Publicado: 19/4/2019