Andina

Eloy Jáuregui y la descarnada lucha que libra contra el covid-19

ANDINA/Eddy Ramos

12:55 | Lima, jun. 5.

Por Gabriel Valdivia

Eloy Jáuregui es uno de esos personajes entrañables. Culto, canchero, palomilla de estilo y verbo, es uno de los cronistas más agudos del país y sus historias que siempre hablan de otros, suelen llenar diarios y páginas web con esa carga emocional y humana, sino con fina ironía, que es como a él le gusta abordar y decir las cosas.

Esta vez, sin embargo, la historia no la escribe él, la protagoniza. Es la que viven miles de peruanos que han sido contagiados por el covid-19, y que lamentablemente lo alcanza cuando preparaba un libro de crónicas sobre la pandemia.

Hasta las empinadas calles de Villa María del Triunfo llegaba en los días previos para conseguir los testimonios de personas afectadas por la enfermedad.  También visitó Collique y Ventanilla, y gracias a algunos conocidos, pudo ingresar a la emergencia del Hospital Loayza donde pasó una noche con pacientes covid y al día siguiente, repitió la historia en el Hospital Dos de Mayo.




"Reuní valiosos testimonios. La idea era lograr una polifonía de voces que dieran vida a la lucha desesperada de la gente infectada. El libro contendría esas historias con pequeñas interacciones mías, explicando cada caso", cuenta Jáuregui, quien asegura haber perdido 20 kilos de peso, desde que se manifestó el mal, el sábado 16 de mayo.


Enfrentando al virus

Así, recopilando datos, clasificando a las personas por edades, sexo y gravedad de la enfermedad, como si a partir de su trabajo quisiera establecer uno o más perfiles epidemiológicos, el virus le jugó sucio y hoy hace estragos en su delicada anatomía. Esta inmersión lo obliga a comprender el dolor insoportable que se siente.

"Empezó con un malestar de garganta que lo atribuí a un resfriado, pero poco a poco fueron apareciendo los síntomas y luego la dificultad para respirar y el dolor en el tórax". Es en ese momento -dice- la posibilidad de la muerte se codea con la certeza y muchas cosas se vienen a la memoria de manera pendular entre el miedo, la nostalgia más intensa y el dolor, que precisamente te dice que todavía estás acá. 

Jáuregui cuenta que se cuidó. El mismo se autodenomina el "loco lejía"-, porque dice que sigue cada protocolo de sanidad y la limpieza es extrema en el hogar que comparte con su pareja, quien también se ha contagiado pero es asintomática. Y en los encuentros con pacientes covid, asegura que después de colocarse el atuendo de protección que utiliza el personal médico, ya no sabía si era periodista o astronauta.




Sorteando la adversidad

No pierde el humor ni su esencia orientada a reírse de sus propias adversidades. Los médicos amigos que conversan con él le comentan que eso ayuda mucho. Cita a Maguiña, a Gotuzzo, profesionales que en algún momento de su carrera periodística entrevistó, incluso dos de ellas en el canal de la Agencia de Noticias Andina, donde conducía un programa, y la amistad perduró, lo que no es una tarea difícil tratándose de un conversador generoso y versátil como es Jáuregui.

Le recetaron Panadol y uno de ellos, el emergencista Jorge Vigo, le dijo que haga un menjunje de kion, ajo, limón, cebolla y canela, que hirviera todo unos minutos, hiciera inhalaciones y luego lo tomara muy caliente. "Eso me salvó la vida inicialmente", reconoce.

El cronista cuenta su historia, revela que estuvo internado en una clínica local, pero el mismo decidió darse de alta porque el costo diario era una amenaza mayor que el propio coronavirus. Ya en su casa de Santa Beatriz, el tratamiento fuerte vino después con la ivermectina, que es un antiparasitario de uso veterinario, que ha demostrado ser eficaz para combatir al virus y que según Jáureguí lo hizo sentir como Supermán.





Aún no está curado

Pero no estaba curado y no lo está todavía. Los síntomas volvieron y su agresividad afectó la tranquilidad del hogar y alteró incluso la relación con los vecinos, muchos de los cuales le han quitado el saludo desde que vieron más de una vez estacionarse una ambulancia en la puerta de su vivienda.

Peor aún, el virus ha destruido sus pulmones, y afectado hígado y riñones. "Por eso sentía que me moría. Yo puedo recibir oxígeno, pero el pulmón ha dejado la función básica que es el traslado del oxígeno a la sangre, eso se llama neumonía covid. Son quince focos de neumonía covid en cada pulmón que deben ser retirados".

Gestos de solidaridad

Atribulado por la poca solidaridad y el individualismo feroz, abrumado por los gastos que el tratamiento exige en oxígeno, exámenes, pastillas, inyecciones y pruebas diversas, el cronista de fútbol y bares, de cocineros y músicos, del barrio y otros espacios donde está la esencia del país, encuentra gestos que lo han recuperado tanto o más que el nuevo tratamiento que sigue con un infectólogo y un neumólogo que son unos capos. El gesto vino de sus amigos Gastón Acurio y el empresario Fernando Astorga, quienes con su auxilio oportuno le garantizan la tranquilidad que es clave en su recuperación antes que vuelva a las andanzas literarias que todos celebramos. 

"Esto llegó en el momento preciso, justo cuando pensaba reunir a mis hijos para despedirme de ellos. Es muy triste pero es la realidad. Yo he visto como se moría la gente en el hospital, cómo imploraban con la mirada por un ventilador mecánico. Y he visto en el rostro de médicos y enfermeras, la impotencia por no tener capacidad de atención, rebasados por un mal que tiene de vuelta y media al mundo". "No le temo a la muerte, pero si a dejar varias cosas inconclusas que no hice por descuido o desidia", acota.

Sin temor a la muerte

Pero si no le teme a la muerte, sí le preocupa cómo va a quedar en vida. Se queda en silencio un momento y luego me describe el día 17 de la enfermedad: Entre las 4 y 5 de la mañana, fiebre, escalofríos, agitación y bochorno. Congestión en la frente y el aparato nasal en la mañana y regresa en la tarde. Ligera sensación de asfixia con opresión en el pecho que va disminuyendo al correr la mañana. Luego, continúan con dolores moderados en las articulaciones, rodillas, muslos y tobillos. "Es un dolor con ardor que me hace retorcer por ratos", me dice.

Cada vez con mayor frecuencia (1 hora) ganas de orinar con escasa expulsión. Ardor a la uretra y próstata. Desde anoche: diarrea.




Miedo y temores

Con mucha pena me dice que ha perdido la sensación del sabor, aunque ha recuperado el apetito, lo que es bueno. Está con dieta blanda, carnes sancochadas verduras, frutas y dice que extraña ir por un pescadito.
 
Sin embargo el miedo súbito se apodera de él cuando admite que ha disminuido la visión en un 30 por ciento. "Escribo y leo con dificultad y he tenido que aumentar el puntaje en mi computadora a 24 y hasta más"

Otro detalle que refiere es que sus encías han perdido consistencia. "Los dientes no los siento fijos". Y a eso se suma el insomnio. "Duermo una hora y despierto y por esa misma condición asegura que ha perdido las ganas de ver televisión. "Antes me veía entre cuatro a cinco películas".




Mirada al futuro

El poeta asegura que está en proceso de salida de la enfermedad, pero reconoce que no puede hacer nada por la delicada situación de sus pulmones. Tiene para  quince días más de tratamiento. Seguirá prendido a la mascarilla del oxígeno y cuando pueda a la pantalla del Netflix, que ha sido de gran ayuda también, asegura. 

Mientras tanto, sigue escribiendo mentalmente cada página y cada capítulo de su libro que aún no tiene un título definitivo y tampoco una editorial que lo represente. Lo que si sabe es que el epílogo, o un nuevo capítulo, será el resumen de su propio drama.

Una mano amiga

-El integrante de Hora Zero, Eloy Jáuregui necesita costear los gastos de su tratamiento. La ayuda puede hacerla en la cuenta de ahorros soles Scotiabank a nombre de Leoncio Eloy Jáuregui Coronado, DNI 07224437, cuenta número 039-7075854 / y al Código Interbancario número 009-034 200397075854 08. Desde el extranjero pueden depositar en el Scotiabank, Cuenta Swift: BSUDPEPL Ahorro soles 039-7075854. Dirección del Banco: Av. Dionisio Derteano 102, San Isidro, Lima-Perú.

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(FIN) DOP/CFS

Publicado: 5/6/2020