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Puno: con gran fervor población de Ichu celebró la fiesta en honor a San Pedro y San Pablo

Con gran fervor religioso la población de la comunidad de Ichu, región Puno, celebró la festividad en honor a San Pedro y San Pablo tras dos años de suspensión por la pandemia de covid-19. Foto: Juan Humberto Ccopa

Con gran fervor religioso la población de la comunidad de Ichu, región Puno, celebró la festividad en honor a San Pedro y San Pablo tras dos años de suspensión por la pandemia de covid-19. Foto: Juan Humberto Ccopa

06:30 | Puno, jun. 30.

En la comunidad de Ichu, ubicada a 12 kilómetros al sur de la ciudad de Puno, se celebró ayer la fiesta en honor a San Pedro y San Pablo, una de las famosas fiestas religiosas de la región Puno, que congrega a miles de fieles, que se dan cita cada 29 de junio.

Esta tradicional celebración se inició la noche del martes 28 con fuegos artificiales y júbilo de sus habitantes, tras dos años de suspensión por la emergencia sanitaria dispuesta para enfrentar la pandemia de covid-19. Los feligreses abarrotaron el santuario de San Pedro de Ichu.


En el día central la peregrinación se inició muy temprano, la población llegó masivamente desde diferentes puntos de la región Puno, mientras que los naturales luciendo sus coloridos atuendos de luces y pedrería, danzaron elegantemente al ritmo de las melodías de trombones, platillos, tambores y trompetas.

También, no pudo faltar la tradicional tarde taurina, que deleitó al público que presenció desde un escenario natural, y vibró, un espectáculo no apto para cardiacos, donde cada ejemplar de toro, lucio su habilidad y destreza dentro del ruedo.

Según el historiador Alfonso Canahuiri, Ichu, que simboliza la paja brava, es el pueblo mitimae en el Altiplano peruano, cuyo origen se remonta al periodo de la cultura Pukara (500 a. C. – 400 d. C.), cuyas evidencias se muestra en los bloques de piedra, que posan en la cima y alrededores del centro ceremonial de Inka Tunuhuiri.


Sostuvo que se trata de un pueblo floreciente y de gente emprendedora, son los inventores de la ojota de jebe, la sandalia hecha con restos de llantas de autos y camiones, el dócil oficio que les dio capital económico y hoy en día convertidos en inminentes empresarios, que se encuentran asentadas en las grandes ciudades del Perú, como Lima, Arequipa, Trujillo, Cusco, Huancayo y Tacna.

Hoy en día, el comercio de la ojota, quizá ya no sea rentable, pero fue el negocio estrella de la década de 1940. En lugar de las sandalias de jebe, ahora fabrican zapatillas sintéticas y cuero para la industria del zapato. Las generaciones cada vez innovan sus emprendimientos.

En el pueblo de Ichu, solo habitan personas mayores de 50 años, los jóvenes migraron a las grandes ciudades del Perú, y solamente vuelven para celebrar su fiesta patronal en honor a San Pedro y San Pablo.


Para ellos, el 29 de junio es un día de reencuentro de la infancia y juventud, todos ellos rinden culto a las imágenes de San Pedro y San Pablo, que según sus creencias religiosas, todo lo que consiguieron en la vida, se lo deben a las veneradas imágenes y por bailan con gran algarabía y fastuosidad.

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(FIN) JCB/MAO

Publicado: 30/6/2022