15:30 | Redacción internacional, oct. 5.
Cuando en 1993 se estrenó la película "The Remains of the Day", la delicadeza de su historia de amor conquistó a los espectadores de todo el mundo y fue nominada a ocho Óscar, pero pocos conocían al autor de la novela en la que se basaba.
Era
Kazuo Ishiguro, un escritor británico de origen japonés y hoy Premio Nobel de Literatura, que había sabido retratar con gran sensibilidad la formalidad y el control de las emociones tan característicos de la personalidad británica.
Con esa novela, que era tan solo su tercer trabajo, había ganado en 1989 el Booker Prize. Era una joya conocida en el mundo literario pero fue su salto al cine el que hizo de ella una lectura imprescindible.
La tierna historia de un mayordomo, James Stevens, interpretado por Anthony Hopkins, que se enamora de un ama de llaves, Miss Kenton (Emma Thompson) en la estricta Inglaterra de los años previos a la Segunda Guerra Mundial, conquistó a lectores y espectadores de todo el mundo.
La novela vendió un millón de ejemplares solo en Inglaterra y la película fue un enorme éxito de crítica y público.
Algo que benefició a un autor que ha alternado su trabajo en la literatura y en el cine y que incluso ha sido productor de la adaptación en 2010 de otra de sus novelas más conocidas "Never Let Me Go".
Pero la relación con el mundo audiovisual de este licenciado en Filosofía y Filología había empezado mucho antes, en 1984, cuando escribió los guiones de dos películas para televisión, "A Profile of Arthur J. Mason" y "The Gourmet".
Frente al trabajo más colaborador de un músico o un cineasta, un escritor desarrolla su trabajo en solitario y salir de esas limitaciones es importante para Ishiguro, que colaboró en el guion original de "The Saddest Music in the World" (2003), un musical protagonizado por Isabella Rossellini.
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(FIN) EFE/MAE
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Publicado: 5/10/2017